viernes, 18 de noviembre de 2011

Entrevista a Ricardo Lugo-Viñas sobre Los Bastardos de la Uva

Periódico “El Financiero”

Jueves 27 de octubre de 2011

CONCILIAR LA BOHEMIA Y LAS LETRAS

Por Daniel Cisneros

Letras de la errancia para trastabillar en las cantinas” es el eslogan que ostenta la revista literaria Los Bastardos de la Uva , nacida en abril del año pasado durante un encuentro de amigos en un bar del centro de la ciudad de México: “Antes habíamos hecho un pequeño fanzine, pero un día decidimos aventurarnos a generar una revista”, dice Ricardo Lugo-Viñas, director de esta publicación; “somos una caterva de borrachines que nos gusta beber, pero nuestro único placer después de la dipsomanía son las letras”.


Ahí está Lugo-Viñas, al fondo de un bar disfrutando de una cerveza mientras en la televisión transcurre un partido de futbol. Da un largo sorbo para humedecer su garganta y proseguir la conversación con EL FINANCIERO hablando, ahora, sobre el nombre de su revista:


–Es un homenaje a la novela de John Fante intitulada La hermandad de la uva; y “bastardos” es una palabra con muchas connotaciones que nos gusta porque va en contra de todo. Pues, de alguna manera, nosotros caminamos en sentido equivocado, ya que vamos contra el buen gusto y el miedo a la hecatombe financiera. Sin embargo, nos atrevimos a hacer la revista por el placer de compartir la literatura y como una invitación para conciliar la bohemia, el trago y las letras.


–Además le hacen muy buen honor al nombre, pues sus juntas editoriales suelen terminar en bares o antros…


–El asunto del trago es un juego –ríe–, pues no invitamos a beber a nadie. Considero que el ser borracho no te hace más atractivo, nite otorga ninguna virtud. Miente quien diga que a partir del alcohol se acerca a zonas insondables de la creación. Yo no creo en eso. El propio Malcolm Lowry, ejemplo de los escritores incendiados por el alcohol, aseguró que todas sus obras las escribió en plena sobriedad.


Con la silueta de una botella fungiendo de portada, Los Bastardos de la Uva llegan a su quinto número buscando ver la luz de forma ininterrumpida:


–Es una revista de publicación trimestral (o más bien “trimenstrual” porque a veces se atrasa). Nuestro contenido campea entre la narrativa y la poesía que aderezamos con fotografía irredenta. Han participado distintas figuras de las letras mexicanas, como Carlos Velázquez con un cuento que había sido publicado por el Conaculta en una edición muy pequeña; y Mauricio Bares con un relato donde asegura que los escritores malos son tan importantes como los buenos, porque gracias a los malos los buenos brincan. También hemos publicado a escritores como Eusebio Ruvalcaba, Max Rojas o Felipe Garrido. Pero no sólo incluimos a autores con obra conocida, sino también a jóvenes que no están todavía en los laureles de la literatura.


–De hecho, suelen afirmar que “sólo publican textos rechazados”: ¿cómo es la selección de los escritos?


–Entre todo el consejo editorial leemos el material que nos llega y lo discutimos. Buscamos textos que hayan sido rechazados en otras partes pero no por falta de calidad, sino porque no son complacientes o porque no van en la línea editorial en boga. Aunque no somos terroristas culturales ni hacemos esto para agredir a nadie, sino para darnos cuenta de aquello que no entraría en otras partes y que a nosotros nos cae muy bien por su irreverencia o su desparpajo.


–Resulta interesante su sección “La última y nos vamos”, donde compositores mexicanos hablan de música y comparten una muestra de su trabajo en partitura…


–La incluimos desde el segundo número porque uno de los grandes intereses de quienes conformamos Los bastardos de la Uva es la música. Y buscamos comparar la creación musical con la literaria porque creemos que son procesos muy similares. Han participado Leonardo Coral, Jorge Vidales, Ulises Gómez Pinzón y Gunther Martínez Acosta, quienes hablan de lo que para ellos significa componer y, de pronto, hacen alusiones a la literatura. Hasta donde sabemos, poquísimas veces se ha publicado “literatura musical” o “partituras”. Y aunque nosotros somos gente común y corriente que no sabemos leer música, digamos que por sí mismas las partituras nos pueden decir muchas cosas.


–En su editorial refieren que el Indautor les negó la licitud de contenido y el ISSN, ¿cuáles fueron los argumentos para esta negativa?


–La verdad es que está en trámite y no nos lo han negado tácitamente, pero lo único que nos han dicho es: “Su trámite no puede ser completado porque les faltan algunos documentos”. Y, entonces, nos citan con todos los documentos que nos habían pedido al inicio y que, según nosotros, están en orden. Yo lo trato en la revista como una forma de censura, porque cito el Reglamento sobre Publicaciones y Revistas Ilustradas. Además, conozco a colegas de otras revistas como Migala a los que sí les cayó la censura y no les otorgaron el registro porque en un cuento que publicaron un niño brasileño que vendía droga sostenía relaciones sexuales con un dealer, lo cual a la Segob le pareció que era pederastia. Eso me sorprendió porque parece que dicho reglamento vigente se hubiese escrito en el siglo XVIII.


A pesar de los obstáculos, el trabajo de Los Bastardos de la Uva también ha sido reconocido por algunas instituciones culturales:


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–Nos enteramos que nos hicimos acreedores a la beca Edmudo Valadés para revistas independientes otorgado por el Conaculta a través del Fonca. Esto es algo que no teníamos contemplado y que gracias a este estímulo, ahora sí seremos una revista de publicación trimestral y no trimenstrual, porque siempre el conseguir recursos había sido un tanto complicado.

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